el puerto

cruzamos la calle del atlántico y caímos en ilha grande. Después da trilha por la vegetación primaria apareció à praia vermelha. Había embarcaciones de pescadores flotando sobre el verdoso mar y tú me preguntaste:

- ¿ves el puerto?
- ¿qué puerto!, respondí sorprendida.
- el que tienes justo delante de ti, reprochaste impaciente.

yo buscaba algo parecido a lo que vimos en Angra, un puerto con barcos de dimensiones considerables ordenados y amarrados a una plataforma salida del mar. Pero no lo encontré ni enfrente de mí, en el mar; ni detrás, en la tierra.

- ¡pero si aquí no hay ningún puerto!, dije convencida
- joder nina, son estos barcos que te miran desde el agua. Los mismos que tú has mirado cuando hemos llegado.
- ¡ah!, monosilebé. Entonces supe que el puerto estaba en tu imaginación y aquello había sido un juego.
- en estos meses has perdido demasiada inocencia, concluiste sin titubear.

5 meses después continúo soñando en aquel "puerto" de papel dibujado con detalle en mi mente después de tu interpelación.

Comentarios

Utopía ha dicho que…
Probablemente estuvieras despistada, dudo que perdieras inocencia. A veces "madurar" no es perder inocencia, sino simplemente reestructurarse, recolocarse, poner cada cosa en su lugar y un nombre a cada cosa... e identificarla, y sentirla. Hasta que algo o alguien, sin querer, vuelva a descolocarla... y haya que reorganizarse de nuevo, aunque ya, tal vez, distinto.

Gracias también a vos por nuestras charlas largas. Con gorriones. Un besazo :)
Joana Abrines ha dicho que…
volver: siempre es un R-encuentro. Eso también es lo que quiere decirnos Almodóvar en su última película.

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