Puto currículum vitae
Entré en septiembre de 2002 en una universidad de Madrid para estudiar periodismo, no era mi vocación. Era, simplemente, la forma de cumplir un sueño. 4 años después sé que ha sido un gran período de mi vida donde he aprendido la palabra “soledad”, también la palabra “amor” y la palabra “familia”. Tres conceptos que no me van a abandonar nunca. Recuerdo el primer año de facultad como una continuación del instituto. Asignaturas como Lengua, Historia o Literatura llenaban mis ocho horas de trabajo. Aprendí a hablar en castellano, que falta me hacía. Y entre esas troncales había algunas específicas de la carrera donde se nos obligaba a leer los periódicos, “al menos, tres al día para que ustedes estén informados” nos decían con tono de prepotencia algunos profesores. No tenía la costumbre de hacerlo, me aburría y me parecía una tontería gastar 1 euro para hojear las páginas grisáceas que tienen la vigencia de 24 horas. Aún hoy, soy incapaz de leerme tres periódicos al día. No tengo tiempo, aunque ya es costumbre subrayar uno. Digo subrayar porque mi relación de amor-odio con ellos pasa por esa fase de tenerlos en las manos junto a un bolígrafo y garabatearlos. Me gusta saber lo que leo. También lo hago con los libros_propios. Aquel primer año fue un acercamiento, aunque lejano, a mi futuro. Un futuro que todos parecían conocer, excepto yo. Llegó el verano y volví a Mallorca. Trabajé un mes en Canal 28-Televisió d’Inca. No exigí remuneración, nadie me enseñó cómo debía hacerlo. Me sirvió para redactar un reportaje sobre televisiones locales y para saber que no volvería a trabajar en aquella especie de extensión del ayuntamiento, donde nadie era periodista. Solamente algún cámara había estudiado realización e imagen. Yo era el último mono, tampoco reivindicaba más. ¡Maldita inocencia!
Volvió Madrid. Este año lo quise más, me adapté mejor a la ciudad, a su luz, a su frío y a su inmensidad (que ahora me parece diminuta). Formé parte de una revista literaria y aparecieron de nuevo mis ansias por escribir. El primer poema que publiqué fue en catalán, también fue el último en mi lengua paterna. Ahora me siento más cómoda escribiendo en castellano. Olvidé por completo que hacía periodismo y me empecé a interesar por la fotografía, el arte y el diseño. Conocí a Joan. Hoy, continúo conociéndolo. Mi compañera de habitación leía el periódico cada día, a cualquier hora. Yo no. Yo jugaba con el QuarKXpress (programa de maquetación utilizado sobre todo para el diseño de periódicos y revistas). “Trabajaré en esto”, me convencía. Yo no quiero escribir lo que el jefe de sección me obligue a decir, ni quiero ir a la caza de la declaración que le convenga a la línea editorial de “mi” periódico. En cambio, el diseño versa sobre la estética y no sobre la ideología. “No me venderé”, me repetía. En tercero seguía en mis trece y todavía sin trabajo (lo que se llama prácticas en empresa y te pagan una mierda). Aquel verano decidí ganar algún dinero y fui dependienta de un souvenir en Alcudia. No ganabas mal, practicabas los números en inglés y después de trabajar te iba a tomar un baño. Por la noche salías y te encontrabas con él, en secreto.
El curso 2004/2005 fue un gran año. Aprendí a conocerme y a valorarme. Empezaron los viajes a Barcelona y el descubrimiento de una ciudad nueva. Además de profundizar por segunda vez la Malva-rossa y tropezar con una Cuenca desconocida hasta aquel momento. Conviví con sinceridad y perdí el miedo a la complejidad de compartir un lugar donde vivir. Ese año me sentí menos sola, y fui feliz. En la universidad amplié el círculo de amistades y algunas asignaturas me interesaron. La relación con los periódicos aumentó en el momento que por azar me tocó el cargo de responsabilidad de lo que fue “la rotativa”. Un proyecto de periódico desde la universidad. Por otra parte, los viernes sentía vibrar mis cuerdas vocales al ritmo de las horarias en una radio independiente. Éramos 6 y se llamaba “tinta china”. Hoy, continuamos riendo cuando lo recordamos. Pero la ilusión se fundió. Entraron los periódicos gratuitos en mi día a día. Una forma impersonal y de agencia de informarse de “algo” que ocurre en el mundo. Ese algo es muy reducido pero ocupaba los trayectos de más de “20 minutos” de Fernán González hasta las Margaritas. Llegó julio de 2005 y el día 18 viajé a Sao Paulo para empezar una estancia de 5 meses como estudiante. Aprendí que las personas pueden ser felices con mucho menos y recogí los pétalos de otra lengua románica, o português.
Al “volver” me encontré con el último cuatrimestre de la Carlos III. ¡Por fin! Y entonces entendí que el período de estudiante-vividor dejaba paso al de trabajador-explotado. Aunque continuaré viviendo, de eso no os quepa la menor duda, y con él.
Volvió Madrid. Este año lo quise más, me adapté mejor a la ciudad, a su luz, a su frío y a su inmensidad (que ahora me parece diminuta). Formé parte de una revista literaria y aparecieron de nuevo mis ansias por escribir. El primer poema que publiqué fue en catalán, también fue el último en mi lengua paterna. Ahora me siento más cómoda escribiendo en castellano. Olvidé por completo que hacía periodismo y me empecé a interesar por la fotografía, el arte y el diseño. Conocí a Joan. Hoy, continúo conociéndolo. Mi compañera de habitación leía el periódico cada día, a cualquier hora. Yo no. Yo jugaba con el QuarKXpress (programa de maquetación utilizado sobre todo para el diseño de periódicos y revistas). “Trabajaré en esto”, me convencía. Yo no quiero escribir lo que el jefe de sección me obligue a decir, ni quiero ir a la caza de la declaración que le convenga a la línea editorial de “mi” periódico. En cambio, el diseño versa sobre la estética y no sobre la ideología. “No me venderé”, me repetía. En tercero seguía en mis trece y todavía sin trabajo (lo que se llama prácticas en empresa y te pagan una mierda). Aquel verano decidí ganar algún dinero y fui dependienta de un souvenir en Alcudia. No ganabas mal, practicabas los números en inglés y después de trabajar te iba a tomar un baño. Por la noche salías y te encontrabas con él, en secreto.
El curso 2004/2005 fue un gran año. Aprendí a conocerme y a valorarme. Empezaron los viajes a Barcelona y el descubrimiento de una ciudad nueva. Además de profundizar por segunda vez la Malva-rossa y tropezar con una Cuenca desconocida hasta aquel momento. Conviví con sinceridad y perdí el miedo a la complejidad de compartir un lugar donde vivir. Ese año me sentí menos sola, y fui feliz. En la universidad amplié el círculo de amistades y algunas asignaturas me interesaron. La relación con los periódicos aumentó en el momento que por azar me tocó el cargo de responsabilidad de lo que fue “la rotativa”. Un proyecto de periódico desde la universidad. Por otra parte, los viernes sentía vibrar mis cuerdas vocales al ritmo de las horarias en una radio independiente. Éramos 6 y se llamaba “tinta china”. Hoy, continuamos riendo cuando lo recordamos. Pero la ilusión se fundió. Entraron los periódicos gratuitos en mi día a día. Una forma impersonal y de agencia de informarse de “algo” que ocurre en el mundo. Ese algo es muy reducido pero ocupaba los trayectos de más de “20 minutos” de Fernán González hasta las Margaritas. Llegó julio de 2005 y el día 18 viajé a Sao Paulo para empezar una estancia de 5 meses como estudiante. Aprendí que las personas pueden ser felices con mucho menos y recogí los pétalos de otra lengua románica, o português.
Al “volver” me encontré con el último cuatrimestre de la Carlos III. ¡Por fin! Y entonces entendí que el período de estudiante-vividor dejaba paso al de trabajador-explotado. Aunque continuaré viviendo, de eso no os quepa la menor duda, y con él.
Comentarios
Es curioso cómo pasamos por la vida de los demás. Unas veces lo hacemos en silencio, de puntillas; otras, montamos todo un escándalo; y, supongo que, las menos, nos abrimos nuestro huequecito en el corazón ajeno.
¿Sabes? Tú tienes tu lugar en el mío, Joana, y nadie te lo robará jamás. Hace dos años (¿o eran tres?... bufff!! cómo pasa el tiempooo) que te conocí, y para mí ese curso fue muy especial. Contigo redescubrí las risas, los sueños, la ilusión, la esperanza... y hacer pompitas de jabón en la terraza de nuestra habitación a las tantas de la madrugada!! : D
A veces me da penilla que no lleguemos nunca a vernos (supongo que ambas estamos liadas, y yo soy especialista en estar en todas partes y en ningún lado a la vez), pero siempre me acuerdo de ti. Por eso, de vez en cuando, me meto a hurtadillas en tu blog y te leo, o te espío, jejeje, para alimentar a esa parte de mi corazoncito que es sólo para ti ; )
¿Qué te puedo decir sobre la desesperanza en nuestra profesión? Pues que supongo que "es el pan nuestro de cada día". Pero también te da tus satisfacciones, créeme. Yo ya tengo asumido que seré becaria (con suerte, sino cualquier otra cosa...) hasta el día en que me den la tarjeta dorada de la tercera edad. Es lo que hay… y casi nunca valoran tu trabajo como cabría esperar, supongo. Somos recursos humanos, obra de mano barata encargada de producir, y producir, y producir… ¿¿Pero acaso eso importa??
Mi niña, quizá sea un tópico, lo importante es buscar caminos. Machado decía "caminante, no hay camino, se hace camino al andar"... y yo apostillo que se hacen muchos. Descubrimos continuamente caminos nuevos por los que deambular, sin saber exactamente dónde terminan... Y, dado que la vida no es estática (mmm... claro que tampoco es móvil, ¿porque móvil sólo lo es Vodafone, no? Jejeje, era un chistecillo malo para quitarle hierro a toda mi parafernalia), es bueno evolucionar con ella. ¿Que por qué te cuento todo esto? Porque pienso que, con el final de la carrera, tu empiezas a recorrer una nueva senda.
¿Corta, larga... quién lo sabe? Es tuya, y lo que salga de ella sólo dependerá de ti. Y, si no te gusta, pues te vas por el caminillo ése que enlaza en diagonal. ¡¡Fíjate tú si no me fui yo por la perpendicular cuando me cambié de carrera!! Yo sé que dentro de ti hay un ser inquieto por descubrir nuevas experiencias: una aventurera. Aprovecha el camino y salta, juega, haz volteretas, rompe la ruta habitual. Quizá, el único error es intentar dar la vuelta, porque el pasado nunca se puede recuperar, pero yo sé que eso a ti nunca te va a pasar.
¡¡¡Muco ánimo, viajera!!! Mil besos y dos mil sonrisas ; ) Te quiere,
Tu amiga que, desde que tuvo tele, dvd e Internet aquí en Madrid abandonó la sana rutina de leerse tres periódicos, jejeje... snif! Qué tiempos aquellos...)
Estaba a punto de irme a dormir (porque creo que mañana tengo clase, jajaja) y un angelito me ha dicho "vé a mirar el blogg" y te he encontrado, sin esperarlo. Sin saberlo y he has alegrado.
Gracias.
He recordado aquel segundo año y las pompas de jabón que nos devolvieron "otra" infancia. ¿sabes que tu regalo sigue en mi habitación? sí, aunque como ahora no tengo balcón tengo que hacer las pompas entre las paredes y muchas las consigo abrazar, otras se escapan y vuelan, no sé hacia dónde.
Por cierto, ¿te llegan mis abrazos?
Claro que no solo me acuerdo de ti leyendo el periódico, pero fuiste un ejemplo para mí en muchos aspectos, algún día te los diré todos, uno por uno. Y aquel fue uno. Me gustaba ver que a ti te entusiasmaba lo del Periodismo. Aunque parezca mentira a mí ultimamente también me ha cautivado.
No tenía ni idea que mis pensamientos en voz alta podían llegar a tus manos. Y me ha gustado saberlo. Gracias por silenciar el silencio y compartirlo.
GRACIAS de nuevo y... (BONA NIT)
Pd: imaginaté un dibujo de una luna, con una estrella en su punta inferior que te canta una nana para dormir. Yo sé que mañana tendré un sol que me dirá "BUENOS DÍAS GUAPA". Y será tuyo.
No entraste de puntillas en mi vida.
Gracias por ser como eres. Por sonreir. Por pensar que el viento siempre va más allá y que nunca da la vuelta. Por pintar el mundo de colores. Por no perder nunca la niña que llevas dentro... Y por compartir con los demás un trocito de todo tu mundo interior.
GRACIAS, en definitiva, POR TU AMISTAD.
Un infinito de besos y cuídate mucho, mucho. ¡¡Ojalá podamos vernos pronto!! : D
vos estim i bon dia.