Litlle Nemo - homenaje a la infancia y a los sueños

A Windsor McCay






Es de noche, con vistas de pájaro dejamos atrás nuestra casa, nuestro barrio y nuestra ciudad. Acariciamos las estrellas hasta que un asteroide en el firmamento escupe fuego. Perdemos el equilibrio y caemos dando vueltas en un lago de agua sucia. Yo nunca había visto bichos tan hambrientos. Estamos muy lejos. Tus piernas robustas me salvan de los cocodrilos y sobre tu áspera espalda salgo del barro. Siempre he pensado que los elefantes fuisteis los primeros autobuses de la historia. Seguimos el camino y llegamos a un jardín de lilas con olor a rosas. Brillan millones de frutas rojas, me como una y caigo al suelo. “Despierta, despierta, son flores venenosas”, me mueve una niña vestida como las princesas de los cuentos mientras yo sigo con mi pijama de niño de carne y huesos. Me recoges del suelo con la trompa y a grandes zancadas llegamos a palacio. Nos da la bienvenida un hombre largirucho que camina bocabajo. Nos sonríe y cuando nos unta un polvo por la frente, abro los ojos. Nosotros también andamos haciendo el pino. ¡Qué divertido! Te estorba la trompa y con la cola no llegas al cielo. A su lado eres diminuto. Nos lleva a la habitación de los juguetes: hay aviones de hojalata, caballos de madera, barcos dentro de botellas y un tren sin conductor. En el suelo hay una cajita de música. Me acerco para tocarla y el hombre, que caminaba con las manos en el suelo y los pies en el techo, me dice “contiene un secreto que solo sabrás cuando escuches su música." Me detengo porque prefiero guardarlo para luego. A modo de promesa me beso la mano, o beso la suya, no lo recuerdo. Con la cajita cerca del corazón recorremos salas y pasillos vestidos con moquetas granates y doradas que parecen el plumaje de un ave real. Encontramos a la princesa dentro de un laberinto de cristal con una escalera interminable. Nos miramos y me pide que haga sonar la caja de música. Le concedo el secreto, con el primer sonido metálico, despierto sobresaltado y me caigo de la cama. El elefante de peluche sigue a mi lado. Sólo ha sido un sueño”.

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¿Habéis visto el doodle animado de hoy? 


Un homenaje a Little Nemo in Slumberland y a su creador Windsor McCay. Hoy hace 107 años de la primera tira cómica que publicó en el New York Herald. He recordado la retrospectiva Little Nemo en el último salón del cómic, fotografía que encabeza el post, y el cuento que escribí hace unos años ilustrado por Mëgan "Recuerda tu promesa".

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