Doble o nada



Hacía mucho tiempo que no terminaba un libro el mismo día que lo empezaba. Hacía mucho tiempo que tener tiempo para leer no era prioritario en mi diariedad, hacía demasiado que no me engarzaba en la misma lectura y brillaba a su sombra. Yo que consigo mantener el hilo argumental de tres libros a la vez, leí la primera obra de Muriel Barbery, "Rapsodia Gourmet", en una travesía PMI-BCN, entre el cielo y la tierra. “La perfección es el regreso”, decía y pensé ¿hacia dónde voy y de dónde vengo? Siempre estoy de vuelta, me respondí en silencio.


Un regalo de lectura rápida y una prosa de chocolate que se derrite en la boca, fue mi compañero en una primavera que olía a marea. Un entretenimiento que duró lo mismo que el sol y tuvo las mismas horas que el día. La lectura no descendía sino que incrementaba al ritmo de las olas, alentó el almuerzo con sabor a panada recién hecha, manjar típicamente mallorquín con deje árabe, y naranja confitada. “Ya nadie tenía hambre, pero eso es precisamente lo bueno de los dulces: sólo se pueden apreciar en toda su sutileza cuando no se comen para saciar el hambre, y esa orgía de dulzura azucarada no colma una necesidad primaria sino que envuelve el paladar con la benevolencia del mundo”.


Capturé algunas eternidades mientras me despedía de Palma, la ciudad más poderosa del mundo: “poderosa por su puerto, por su estatus de ciudad bisagra, ciudad de embarque y desembarco” y escribí una carta con destinatario “para que lo efímero lo sea un poco menos” y el mensajero fue el mar. Hoy sigo buscando mi rendición como el protagonista de la novela corta de capítulos breves y palabras exactas. Saboreé: ahíto, asir, epígono, esbirro, exsangüe, florilegio, nimbaba, nívea y pachá con acento maridado en alta mar y horizonte mudo.


Un prólogo sin concesiones que prometía placer “de todo y en abundancia” como escribe la escritora. “Comer no es la cuestión, tampoco vivir, sino saber por qué. En el nombre del padre, del hijo y del” buñuelo santo, amén. Al santiguarme de palabra me acordé de mi familia, poco religiosa a decir verdad: “Los nietos reconcilian a los padres con los hijos”, por el momento sólo soy nieta e hija, me queda ser madre y abuela para entender esta frase “sin éxito: todos los criterios son subjetivos”. Volví a la infancia por las papilas de la memoria y pregunté si los mayores fueron niños alguna vez. Ésa sea tu ilusión. Fui niña y abracé la nada durante 7 horas, “el incidente, de catástrofe galáctica, quedó en sabrosa anécdota”. Doble o nada.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me gusta esta .....
EDITORIAL

sabes que es muy buena, en la expresión del 2011 tendra que entrar ....
Bueno si tu quieres, que yo soy muy ..... mio,
un saludo den
llamj

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