Mapa del temporal

Asesinato de un semáforo en Avinguda Tarradellas (BCN)

El viento es como las bombas, primero mata a las personas y luego hace ruido. Esta mañana, las ciudades españolas han sido invadidas por abrigos de pelo, bufandas y guantes para resguardar a los habitantes del duro viento, pero nadie se ha enfrentado al cielo ni a la ley de la gravedad. Doce personas han muerto, las avenidas parecían pesebres de navidad con musgo en todas las esquinas, he visto semáforos ahorcados, ovnis voladores y muchas aves urbanas desorientadas. Las palomas, o ratas de aire como se llaman en América Latina, no saben volar con viento, son como los aviones de Spanair.

Los cristales de nuestro balcón cayeron al suelo por los fuertes vientos huracanados porque los huracanes también existen en Europa. Los efectos han sido nefastos, si no llegábamos a fin de mes, este año la caída es doble y mortal. Calles cortadas, motos caídas en las aceras, puertas rechinadas, perros miedosos y vidas a medias. A ver quién es el listo que se atreve a pasear por la calle con este viento y sin armadura de super guerrero. Yo no me atrevo porque soy un miedica, que no viene de médica ni de media, viene de miedo.

Os habéis fijado que con el viento todo el mundo se cierra en casa, es como si pasase un ladrón que se lo lleva todo. Hasta las palabras, ya no me acuerdo de lo que quería hablar, el viento se lo lleva todo incluso el pensamiento.