Crustáceo gigante


Encontrar de nuevo el cálido frío en las inmediaciones de la Catedral del Mar es conmemorar mi primera parada en Barcelona, hace ya dos años. Un paisaje picudo y austero que contiene curiosos paseantes, devotos convexos, guías turísticas, monjas silenciosas y corazones vacíos. Observar el firmamento luminoso de la iglesia gótica es abrazar la mesa sacerdotal custodiada por un absis circular y una alfombra roja, curiosa coincidencia. Todo lo que hoy es, mañana deviene no ser. Y así, aparece el personaje llamado Tiempo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La Iglesia Gotica, para mi es el expresar de lo que uno quiere pero no puede ser.

Creer en Dios, en medio de tantos Dioses, es imposible, al menos el nuestro en este tiempo no quiere ser protagonista como lo quieren ser algunos Dioses.

Un beso den Llamj

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