manos de cristal



Las tías que leemos en soledad sujetamos el libro con una mano y con la otra pensamos, rozamos y sentimos crecer las ansias de autoconocimiento. Nos desnudamos y buscamos el cielo de nuestro sexo: un clítoris abierto y ansioso que grita versos en forma de orgamos poéticos. Poemas ocultos en la piel de cualquier lectora solitaria, una noche de otoño con poca ropa y muchos recuerdos. ¿A los tíos, les pasa lo mismo con un libro en las manos?

Comentarios

Pep Cerdà ha dicho que…
Jo crec que només passa si el llibre té fotos. Si no, és més difícil.

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