poesía en horizontal
El colectivo de artistas feministas guerrillagirls
Vivo en una ciudad voyeur, una urbe que mira a través de las ventanas el comportamiento de sus animales. Resido en una capital de provincia donde los funcionarios notifican con acuso de recibo lo que ocurre al margen de la ley. Vivo en una comunidad donde las paredes son cristales transparentes y los vecinos pagan entrada reducida para ver mi aparejamiento. No soy exhibicionista, permanezco a la intemperie y solamente puedo escaparme al subterráneo una vez al mes. A la fuerza, por falta de oxígeno, vuelvo a la superficie y me percato de que soy cautiva en un zoológico.
Vivo en una ciudad voyeur, una urbe que mira a través de las ventanas el comportamiento de sus animales. Resido en una capital de provincia donde los funcionarios notifican con acuso de recibo lo que ocurre al margen de la ley. Vivo en una comunidad donde las paredes son cristales transparentes y los vecinos pagan entrada reducida para ver mi aparejamiento. No soy exhibicionista, permanezco a la intemperie y solamente puedo escaparme al subterráneo una vez al mes. A la fuerza, por falta de oxígeno, vuelvo a la superficie y me percato de que soy cautiva en un zoológico.
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