Atiborrada de cultura
Para conocer más al mejor defensor de la literatura y la cultura, deténgase en la lectura y lea la entrevista realizada magistralmente por Juan Cruz a George Steiner en 2008. No tiene desperdicio, está totalmente de actualidad, yo he tomado notas en el cuaderno de mano sobre las que quiero reflexionar. Si te interesa lo que dice Steiner tanto como a mí, vuelve al blog, te estaré esperando.
Steiner no quiere que le llamen artista, quiere que le llamen académico, profesor en el mejor de los casos. “Yo quiero ser cartero, quiero que me llamen El Cartero. Como a ese personaje maravilloso en la película sobre Pablo Neruda”, dice haciendo referencia a “El Cartero de Neruda " escrita por Antonio Skármeta en la que conseguí el primer orgasmo literario. “Porque es mejor ser el que entrega las cartas que el que las escribe”, continúa el Premio Príncipe de Asturias. ¿Y entonces en qué lugar queda el que recibe las cartas, las comunicaciones? La pregunta cobraría sentido si te pregunto directamente: ¿Dónde quedas tú, lector de media tinta o qué papel tiene el espectador de una exposición?
"Monzó" exposición sobre el polifacético Quim Monzó en Arts Santa Mònica.
Después de ver la exposición del escritor más prolífero de Barcelona después del discurso-inaugural de la Fira de Frankfurt en 2007, me pregunto: ¿cuál es el futuro de la cultura? Entiendo que hay dos tipos de cultura, la popular y la elitista. Ninguna mejor que la otra pero no existe duda de que la segunda está mejor valorada que la primera. Hay países, ciudades y barrios con mayor cultura que el resto, por eso las ciudades cambian fácilmente de moda. Londres, Berlin, Barcelona son ciudades consideradas europeas, desconozco si ese apelativo es positivo o negativo. Para responder paralelamente te diré que había una pintada en Ecuador que decía: “Cuando por fin teníamos las respuestas nos cambiaron las preguntas”. Así que es necesario reinventar incluso las contestaciones asumidas y cambiar también de ciudades para estar abierto a la cultura.
Nevada primaveral en el patio del CCCB con la mirada puesta en Atopia.
Como ocurre en la siguiente obra de Joseph Beys, Hinter dem Knochen wir gezählt - Schmerzraum (Se cuenta tras el hueso - Espacio de dolor), sentirse solo es terrorífico. Sentirnos sin futuro puede llevarnos al suicidio colectivo. El mejor dramaturgo de la historia, Samuel Beckett, escribía: “Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Es sano asumirlo con elegancia y colectividad. Quizás el arte y la cultura continúan siendo el mejor retrato de una realidad contradictoria donde el dolor y la alegría se dan la mano, la barbarie y la humanidad, también y sobretodo donde el voyeurismo no pasa desapercido, aunque cada vez los usuarios seamos más creadores de contenidos.
Espacio de dolor de Joseph Beys donde uno se siente pequeño, gris y maniatado.
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