2 naturalezas salvajes

Retrato de dos naturalezas salvajes

Después de pasear todo el verano el libro de Clarissa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos, por fin he leído un nuevo cuento. Manawee ha sido la incorporación a este verano prolongado con tintes de luminosidad. En los cuentos populares al igual que en los sueños, podemos comprender los contenidos de manera subjetiva” dice Clarissa al analizar el cuento, después de leerlo. Y es cierto porque muchas veces lo subjetivo se confunde con lo objetivo, de la misma manera que lo de fuera es igual a lo de dentro, lo uno es dos y el yo se convierte en nosotros: “Som un tot, que no va enlloc sense la primera persona del plural” escribí en un poema que ahora empiezo a entender.

El cuento de Manawee explica la doble naturaleza humana y las dos naturalezas de lo femenino. Clarissa define la mujer como un ser exterior (civilizado) que convive con una criatura interior (salvaje). La parte exterior vive a la luz del día y es fácilmente reconocible porque es pragmática y humana; lo que llamamos ego. En cambio, el ser interior es más espiritual, vive en el intramundo y tiene unas sensaciones más originales, más propias; es un ser sorprendente, sabio y más profundo pero menos accesible, incluso para uno mismo. Y esa dualidad que parece irreconciliable es precisamente lo que nos hace humanos.

Las mujeres somos 2 en 1: la exterior y la interior, o muchas más. Sin que eso sea peligroso ni síntoma de dislexia emocional. Somos dos elementos separados pero unidos entre sí que se combinan en la psique de mil y una maneras. Sentir el poder de dos como una entidad integral seguramente es la parte más interesante pero que personalmente me ha costado más entender. Incluso, alejándome de mi misma, sin ser capaz de vivirme plenamente. Y aviso que la separación de estas dos naturalezas, intrínsecamente unidas, provoca desequilibrios emocionales y espirituales, en contra de lo que pueda parecer. Así que tenemos que volver a encontrarnos con la mujer salvaje que llevamos dentro: la innata, la animal, la más profunda.

Hay personas que no pueden tolerar esa dualidad y buscan la perfección y la verdad como única sustancia femenina pero ese elixir no existe. ¡Desengáñense! Nos puede pasar como al desconocido del cuento que fracasa porque desea adquirir lo femenino como una posesión sin que le interese su doble naturaleza. Y cuidado que el desconocido puede venir del mundo exterior o ser uno mismo.

A los 30 estoy aquí para alcanzar la belleza de la luz, luz propia también con sombras, y la intensidad de la consciencia. Olvidando los huesos que, recogiendo la metáfora del cuento, únicamente satisfacen el vientre pero no el alma. Estoy aprendiendo a respetar las prioridades, a concentrarme, a estar más atenta, a preguntarle a mi yo profundo qué quiere realmente. Al fin he entendido que también soy una mujer interior, aquella que añadida a mi misma, sumamos 2.

Por eso, voy a seguir nombrando para hacerme real y pronunciar lo que quiero para convertirlo en deseo. Joan eres un amante audaz que tienes la paciencia (paz y ciencia) y el ingenio para comprender mi naturaleza profunda. ¿Quieres ser mi Manawee?

Pd. Escuchando A la Luz de la Risa de las Mujeres de Rosa Zaragoza

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