cuando los círculos no son perfectos

es pequeña, se llama L. y aún no habla del todo bien, aunque se hace entender. En la última cena jugaba a esconderse como hacen los gatos pardos al anochecer. Estaba debajo de la mesa entre los pies de los mayores, que discutían los problemas "ficticios" que había anunciado el telediario, y pedía atención. Nadie parecía tener el minuto que la niña necesitaba o todos nos hacíamos los tontos. Su hermana, de unos años más, tampoco muchos, intentaba participar en esas conversaciones de gigantes_sin oídos pero tampoco encontraba su lugar. Las dos niñas, perdidas, en una supuesta cena familiar, acabaron dormidas en un sofá negro hasta que sus padres_jóvenes decidieron despertarlas para irse a casa. tal vez a seguir en silencio. tal vez a follar. tal vez a cerrar los ojos hasta mañana. tal vez a abrazar a las niñas y regalarles la "luna". Sólo pedían eso, abrazar la "luna", ¿de verdad, es tan difícil entenderlas?

Comentarios

Joana Abrines ha dicho que…
me encanta cuando estás soñador pero a la vez realista. TE QUIERO (os quiero) y gracias por alegrarme el domingo.

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