Hoy he caído

Estaban detrás de un escaparate y cada mañana antes de entrar en la redacción reservaba cinco minutos para observarlas. No se lo confié a nadie, era mi secreto. Y llegó la navidad y con ella su periodo de auto-regalos pero me conformé en verlas brillar a través del cristal anti-robos de la boutique, como me gusta llamar a las tiendas desde que trabajo en una revista de moda. Todavía no podía pagarlas y no porque fueran excesivamente caras sino porque su precio no se relacionaba con el servicio que prestaban, aunque en algún momento llegué a convencerme de lo contrario. Sabía que eran perfectas para mi empeine. Pasaron los meses y mi mente se ocupó de otras cosas mucho más interesantes, se puede decir que me olvidé de ellas. Pero las rebajas me obligaron a pensar en esa prenda de temporada que “necesitas” y volvieron a mí como los recuerdos guardados en la memoria del ordenador humano. Al día siguiente pasé por el escaparate y ya tenían el cartelito con el precio reducido. Hoy sí, pensé. Entré, me las probé y esperé a las segundas rebajas. Han llegado y por fin las tengo en casa.

Ah… se me olvidaba son unos botines dorados.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Oleeeeeeeeeeeeee, con los botines dorados,veo que la sangre de Andalucia surge por tus venas, como a mi y no me toca casi nada y al mismo momento me toca todo.

Un beso y muy bien redactado

llamj
Joana Abrines ha dicho que…
gracias por tus ansias de conocerme cada día mejor a través de las palabras. Eres el lector perfecto que cualquier escritor quería tener... ya te lo confirmaré cuando sea escritora.

Vos estim papás

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