Fusiladas por ser trece y rosas

El episodio más incómodo de la época franquista vuelve a ser protagonista de las grandes pantallas del cine español, película dirigida esta vez por Emilio Martínez Lázaro y estrenada el mes de octubre en la cartelera nacional.

Las trece rosas narra el trágico argumento de las trece mujeres-casi niñas que fueron detenidas, encarceladas y finalmente fusiladas el 5 de agosto de 1939 por no haber hecho nada pero ser rojas. Han sobrevivido a la historia como grandes heroínas: Ana López Gallego, Victoria Muñoz García, Martina Barroso García, Virtudes González García, Luisa Rodríguez de la Fuente, Elena Gil Olaya, Dionisia Manzanero Sala, Joaquina López Laffite, Carmen Barrero Aguado, Pilar Bueno Ibáñez, Blanca Brisac Vázquez, Adelina García Casillas y Julia Conesa Conesa.

Una película demasiada llena de palabras, gritos, llantos y azúcares para reflejar la dura realidad llena de silencios, desconfianza, dolor y locura que se vivió en España al terminar la Guerra Civil. El reconocido narrador español Antonio Muñoz Molina dice que “la historia de España es un campo minado en el que hay que tener cuidado con las palabras”. Y en esta película la historia es dulce, con malos sin maldad, ni nombre y con muertes que no llegan a sucederse en pantalla. Aunque el horror de la historia lleva al espectador a viajar a la tragedia griega con un final que estrangula las lágrimas de los espectadores mientras ellas se abrazan antes de morir, se olvidan los gritos de los fusiles.

Julia Conesa Conesa, de 19 años, y sin religión tuvo que confesarse para poder escribir una última carta a su familia que decía: «Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar».