domingo de reflexión
Madrugar como los bebés, con un dedo en la boca y el otro en el pie, y leer el periódico, empezar por la contra y avanzar a paso lento pero seguro hasta la sección de cultura, escoger obra, teatro y función, al azar y por descarte llegar al Poliorama, abandonar la idea hasta que pueda compartirla. A las cinco y media decidir salir de casa, llegar al centro de la ciudad y pagar 30 euros por un asiento, 60 por 2. Entrar con tiempo para despojarse de los abrigos que abrigaban en la calle y saludar al casual vecino. Leer el tríptico de la obra, poner cara a los actores y otorgarles un color, si procede hablar. Observar la platea, el gallinero y el escenario todavía con los ojos vendados. Presenciar el último minuto de luces y respirar con el fundido a negro. Sonreír y reflexionar junto a los personajes sobre la moral establecida y la experiencia vital. Como Diderot me quedo con la segunda opción, mucho más grata y más personal.
Comentarios
Si val la pena estan ben pagats.
Llamj un beso