sumergida en letras


Imagen M.C. Escher

Tras el desenlace épico de mi nostálgico domingo comienzo el Libro de los Abrazos de Galeano y con él me adentro al imaginario Macondo de Gabo y a las prosas póstumas de Antonio Machado. El escritor castellano me recuerda a su homónimo carioca y leo Memorias Póstumas de Bras Cubas. Continúo viva y necesito tiempo para leer más. Resucito, sin morir, en las montañas de El lobo estepario, una historia de amor sin romanticismo.
Desayuno sin diamantes y me convierto en la joven de la perla y en el dichoso juego del ángel. Continúo despierta e imagino a Ángel González reescribiendo Nada Grave en su cabeza antes de morir. El poeta realista conquistó mi corazón tanto como lo hizo Baudelaire con Las Flores del Mal o Trilce con César Vallejo. La espera, Godot y la dramaturgia se la otorgó Beckett a Lorca, éste a Sanchis Sinisterra y todos a Juan Mayorga. Un, dos, tres literatos vivos en una subjetiva crónica de los títulos que conservo con anotaciones personales en mi, todavía, juvenil biblioteca.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Este es el consejo:
trabajo......
cuando se pueda .......
consecuente .......
siempre ......
constante ........ siempre ..........
Querer,saber,poder,ayudar y sobretodo, la mayor ilusión en todo lo que escribes y lo que puedas escribir.

Salud i una abraçada d'es teu anonim
Joana Abrines ha dicho que…
gracias por tus consejos, por tus palabras y por tus inigualables ánimos. Si nunca dejo de escribir te lo debo a ti (anónimo que no sé quién eres, jajajaja). SIEMPRE

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