Imaginario erótico


Imatge de Joan Garau.



Mujeres en cautiverio que son sitiadas como una ciudad y utilizadas como un objeto para el deleite de seres desconocidos. Una noche de raso tras otra demuestran su inmortalidad sumisa a los sirvientes dominadores. "Historia de O" es la fantasía sexual de un hombre que por demostrar que posee a una mujer, la presta a los demás. "No puedes cerrar nunca las piernas y recuerda que las rodillas no se toquen", le dice antes de faenar. ¿Por qué hay que demostrar la pertenencia humana? Porque la desnudez es el estado puro de las cosas, podría ser la respuesta. Órdenes incumplidas por unos y otros. “Te pertenezco hacia cierto punto”. Vestidos abiertos por detrás y por delante, sin ropa interior. “Voy a dejarte, vuelvo en 30 minutos”. Un trémolo en la vulva me sumerge como no me gusta mostrarme en público y confundo el amor con la obediencia, “¿sabe tu amante que amas a todos aquellos que te utilizan? Ahora deberás obedecerme sin quererme y sin que te quiera”.

Cuando no se piden besos, todo es suficiente. La entrega es fácil entre dos seres que no quieren más que latidos corporales. Las rosas tampoco facilitan los abrazos definitivos. Todo lo supuestamente efímero es mucho más perdurable. Puro exhibicionismo. “Verdaderamente eres mía”, le decía él mientras ella era la más libre de todos sus poseedores. En la pareja es tan importante la sensualidad como la sexualidad.

La libertad de ser libre sexualmente es total. “Quiero ser como un objeto recogido en la playa para caber siempre en tu bolso”, le dice ella a su nuevo amante. Los celos dejan mucho que desear a los sujetos de cualquier relación. Tirar con fuerza cualquier beso. “Haré lo que quieras y sino me mataré”. Ave rapaz adiestrada que lleva a su dueño como un perrito faldero es más sencillo que seducir a tu pareja con el pijama de rayas. Conceptos encontrados sin pretender ser buscados. ¿Es realmente “te amo” una palabra tan dura y tan difícil de pronunciar?

Pensamiento escrito al leer "Historia del ojo" de George Bataille de la editorial "La sonrisa vertical".

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