A veces las historias son tristes

A Samuel Beckett

Es dominicana se llama Aida y lleva dos años viviendo en Barcelona. Hoy ha ido al médico en busca de su curación y le ha dicho que su enfermedad –piernas hinchadas por las veinte horas de trabajo diario- se cura descansando. Son suficientes 8 horas diarias, le ha dicho la médico, “ojala lo fueran” ha pensado ella. Cocinera, asistenta, ama de casa y recadera de una residencia, Aida se siente presa. Habla triste y come aún más triste “porque estoy gorda” asegura con complejidad española pero pronto llegará Él para salvarme.

PD: ¿quién es Él? Su marido, su esperanza, su dios o Godot. Sea quién sea que llegue y que lo haga pronto

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Aida,bonito nombre...........
ya sabes ....... Josefa de Córdoba.....tu abuela...
Manuel de Jaen .... tu abuelo...
Joana de Selva ....
Tomeu de Lloseta ..... tus abuelos
hay que luchar para sobrevivir, unos mejor que otros pero como dice quien sabes la vida es una lucha constante para ser buena gente...... que es lo mejor

una besada molt forta den llamj
Joana Abrines ha dicho que…
una abraçada i gràcies per no cansar-te de dir la teva. (a vegades pens que escric per tu, saps?)i després pens amb tota la gent que potser també entra al blog.

Este comentario va para todos aquellos que leen el blog y acaban por no decir nada. Yo también quiero escuchar vuestros pensamientos. Un abrazo de corazón y a luchar para vivirLA

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