BOCCIA para siempre

Vero y Amal acompañadas de Bruna y Mª del Mar en la última jornada de Liga.

El sábado volví a creer en las personas y creí en las sonrisas, en la comunicación bajo otros parámetros y en la realización personal que supone para una persona discapacitada competir a alto nivel deportivo. En el Pabellón de l'Hospitalet, muchos deportistas acompañados de sus asistentes se jugaban el pase al Campeonato de Catalunya de Boccia, un deporte paraolímpico que nació como la filosofía en la antigua Grecia y que se recuperó en los años 70 en los países nórdicos. Un deporte parecido a la petanca adaptado para personas en sillas de ruedas con graves afecciones por parálisis cerebral y otras discapacidades físicas severas.

Como todas las historias cuando son personales son más potentes. Mi hermana, aquella niña que un día se convirtió en mujer y decidió ir a estudiar Educación Social a Barcelona, me invitó a pasar el sábado con ella y su equipo de Boccia, PC SPORT, un gran equipo, por cierto. La cita se fraguó a las 10 de la mañana del primer sábado de abril. Puntualmente le deseé suerte a Amal Tsouli, la jugadora que asiste Mª del Mar. Con ella y su compañera Vero Pamiés conocí los principios del deporte de precisión y estrategia del que ya me habían hablado en comidas familiares. La concentración de los deportistas, la solemnidad del juego, la seriedad de los árbitos, además de los ánimos de los familiares, valiosos aunque escasos, y la disposición de los entrenadores me pareció algo magnífico. Hacía demasiado tiempo que nadie me hacía llorar y lloré de emoción por el pase a la final, de alegría por ver a todos los deportistas sonreír y de sinceridad.

Si queréis conocer más: http://www.pcsport.org/